INCLUSIÓN
Cuando una sociedad establece patrones con límites, delineados con pulcritud y detalle, la humanidad se deshumaniza, dejando al libre albedrío de la subjetividad, todo aquello que cruza sus líneas y no se ciñe a la normalidad que “debiera de ser”.
Confluyen por lo tanto confusas opiniones donde el término ‘válido’ es destinado solamente a toda aquella persona capaz de pensar, producir y actuar con rectitud a lo comúnmente coherente y normal, a lo socialmente correcto y por ende ley universal de un pensamiento establecido y alienado.
Diversidad funcional. Término que enriquece y a la vez ocasiona piedad y lástima social.
Donde un día se alza la voz en pro de la igualdad, y al siguiente voces lastimeras relegan con su eco al colectivo a un estatus inferior, en el que deben de ser tratados en burbuja de cristal. Sólo para no asustar, quizás por miedo a lo que puedan demostrar.
No hay lugar, hogar, ni mundo más bello, que aquel donde la sociedad se enriquece; donde ingenieros aprenden de supuestos ignorantes, y el “ignorante” enseña cualidades al maestro.
Donde uno aprende de todos y los valores son compartidos, a la misma altura y mismo verso, diversidad es un bien definido, y los bienes compartidos crean un lugar divino.
Todos tenemos funciones, mejores, peores, transitorias. De lo que no cabe duda, que yendo todos a una, el tesoro de la vida se enriquece, pudiendo acariciar la luna.
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