EL TEATRO DE LOS SUEÑOS
El poder de los sueños no puede contabilizarse tangiblemente. Cuando nos entregamos al mundo de la improvisación onírica volamos sin paracaídas sobre el reino de la creatividad; donde inventar aquello que en vigilia parece tarea imposible y en reposo es más que factible.
Vivimos por duplicado realidades paralelas: la que nos permite desarrollar con más o menos efectividad el proyecto de vida dirigido por actos voluntarios efectuados previo pensamiento, y la segunda; aquella donde el recopilatorio de recuerdos, miedos y deseos se funde para salpicar de imaginación mundos diversos, creados quizás para salvaguardarnos de la realidad más cruda; un escudo de protección de lo adverso.
Los sueños mueren en la orilla del umbral al despertar, llevando en su deriva mil historias que son arrastradas por los conductos del pensamiento para mezclarse aleatoriamente de nuevo y poder ofrecer una función diferente antes de rayar el sol el próximo día.
Siempre hay entradas gratis y entrada abierta y flexible. En el teatro más grande y privado del mundo todo es mágico y posible.
Funciones de temática diversa harán las delicias o pesadillas de cada asistente, recordando o no el próximo día su viaje en aquella corriente; esperando con ansia e incertidumbre comprar el próximo ticket.
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