MUÑECOS DE TRAPO

 Vivimos en un exacerbado dinamismo barroco, sonoro y visual que trata de persuadir con excentricidad superflua las mentes más débiles; utilizando tonalidad fácil y mensaje simplificado que capte las mentes más débiles para hacerlas volubles a voluntad del creador.

Muñecos de trapo barato con ojos de botón y roída vestimenta ajada por el paso de los años, contemplan desde el estante más alto de la habitación con hierática mirada, como nadie vuelve a cogerlos para vivir aventuras como antaño. 

Aquel hogar donde una vez todo eran gritos de niños jugando, ahora es un cúmulo perenne de vídeos, imágenes y pantallas Led que atrapan a cualquier individuo en la comodidad irreal de una telaraña. 

Un nuevo hábitat que cada vez mejora sus materiales para ser el pasto perfecto de unas presas que ya no quieren abandonar aquel cómodo nido. Un Síndrome de Estocolmo de libro, donde en la tristeza de la sabiduría que acumulan en sus cabezas de algodón, los muñecos de trapo derraman lágrimas de polvo desde el estante más alto y olvidado.